¿QUÉ APRENDERÁS?
A disfrutar de tu voz, a conocerla en profundidad, a jugar e improvisar con ella, expresarte a través de ella, sentir placer con ella. La voz es un regalo de la vida y vale mucho la pena dejarla salir sin juicio. Su caja sonora es nuestro cuerpo, su libertad nuestra respiración y sus matices la imaginación, el juego, la risa y el llanto y todos los colores de la paleta. Por eso es tan importante tomar consciencia del cuerpo y cómo respirar. Me gustan mucho los mantras y los aprovecho como herramienta para sentir el corazón, bajar el ruido de la mente y abrir la voz. Trabajaremos tanto la voz cantada que la voz hablada, con uno mismo, en grupo y abriendo el escenario. Lo que me interesa es contagiar y que nos contagiemos, compartir mis propias experiencias y despertar la curiosidad en las alumnas, curiosidad y ganas de ir a dentro y sacar afuera lo que hay en cada momento, a través de la voz.
¿QUIÉN SOY?
Nací en Los Países Bajos y desde muy pequeña ya cantaba y hacía teatro, sobre todo tenía pasión por las parodias. Hice la carrera de pianista, música clásica y me especialicé en el canto lírico. Siempre quería cantar pero como no me atrevía, lo más cerca era acompañar a cantantes y mientras tanto mis ganas de cantar se convirtieron en un fuego interior secreto. Trabajé muchos años como pianista, en ópera y en teatro, hasta que la vida me empujó suavemente pero firme a Barcelona donde vivo desde 2004. Ahí me formé en Kundalini yoga, donde empecé – por fin – a abrir mi voz al canto y conocí a Jessica Walker y el laboratorio, donde retomé el teatro que dejé en mi tierra. Tengo pasión por el escenario, me siento profundamente viva en él. Amo a los boleros, tangos, el folklore, el jazz y las rancheras. A veces escribo y a veces se convierte en canción. Me gusta bailar, ¡sobre todo si hay música de los años 80! Me enamora ver como la música sana, como la voz abre el corazón y te coge de la mano, fuerte, para seguir adelante en este «mundo raro», para darnos fuerza y para recordarnos nuestra esencia: la alegría. ¡ Alegría, con mayúscula!
¿POR QUÉ DOY CLASES EN EL LABORATORIO?
No hay mayor aprendizaje que la enseñanza. Dar clases en esta escuela, donde aprendí yo misma tanto (y sigo aprendiendo), es un honor muy grande. Yo soy profesora en el laboratorio gracias a la confianza infinita de Jessica Walker. Sé que no soy una profesora convencional, trabajo desde la energía del grupo y no sigo un plan de estudios (¡aunque lo intente a veces!). Me fascina, me emociona, ver cómo los alumnos descubren sus voces y empiezan a abrazarla tal como es y tomar «la cosa» desde este punto, como un viaje. El mucho corazón de esta escuela me da alas para volar en las clases y es un privilegio ver como florecen los alumnos.